Déjame que te cuente
Cuando el creador crea, siente en su estómago, su pecho y su piel, la sensación más maravillosa conocida…..el amor por su obra. Todo su ser se expande y se llena de luz hasta que la luminosidad cegadora explota para dar paso a la nueva creación.
Es un momento único, es como la división de una célula, como el parto de un hijo….una nueva vida. Un momento en que todas las sensaciones y sentimientos aparecen juntos, la risa, el llanto, el escalofrio, el sofoco, el miedo, la valentía, el dolor, el amor, la sensibilidad y la fortaleza….todas las emociones y sentimientos muestran sus respetos a la nueva creación.
Y a partir de ese momento, justo ese momento, es cuando el creador empieza a dar forma a su creación, a darle una identidad propia. Un poco de él, un poco de quien admira, teniendo en cuenta lo que «no quiere» para su creación (llevado por su experiencia…por su juicio). El creador cree que su obra se genera automáticamente, pero la realidad es otra, la realidad es que la obra del creador siempre siempre llevará su huella de identidad, siempre llevará impresa una parte del alma del creador.
E l creador finaliza su obra con el orgullo de que es suya, no le importa para nada si gusta o no gusta, si es admirada o no….aunque en el fondo….y si es sincero consigo mismo….desearía que su obra fuera reconocida, que pudiera hacer feliz a quien la observe y disfrute de ella, que inspirara a otros creadores, que se hablara de ella, que la propia creación en si, tomara vida y fuera capaz de sentir el orgullo y el amor del creador….
El creador llega al momento crucial, ha llegado la hora de ser generoso y dar la libertad a su obra, dejarla ir al mundo, y lo hace con orgullo y satisfacción, y también con miedo….miedo a que no la traten como se merece, a que se pierda de mano en mano sin ser valorada y reconocida, a que acabe guardada en un baúl llenándose de polvo y deteriorándose….
Poco tiempo dura este sentimiento pues la obra es magnífica….cualquier obra que está hecha de amor, tallada con dedicación, paciencia y amor…lo es, cualquier obra que tiene entre sus materiales un pedacito del alma del creador…lo es…..magnífica y única.
Es tan bella la obra del creador que muchos son los que la quieren….muchos.
Y entre aquellos que la quieren los hay que no les importa compartirla y no olvidan al creador agradeciéndole que creara tan maravillosa obra. Otros…sin embargo…quieren la obra solo para ellos, no quieren compartirla. Incluso hay otros que le cambiaron el marco porque de esta forma hacen de la obra…su obra. A estos últimos les gusta creer que cambiando el marco de la obra, la obra será suya….y perdiendo el respeto al creador, lo olvidan y hacen creer a la creación que surgió de la nada.
El creador lucha incansablemente por recuperar su obra, el miedo a que se olvide que un trozito de su alma está en esa creación, le hace pelear para mantener la autoria intacta. El ego del creador, le hace olvidar como fué creada la obra, y olvidar también, que las obras con alma cobran vida y con ella….la libertad de decidir.
Una vez que el creador recuerda como fue creada su creación, una vez es capaz de acallar su ego….entonces comprende que estaba en una lucha sin sentido….en una batalla inútil….
No tiene sentido que el creador sufra por la autoria de ella, pues es parte de ella en sí. No tiene sentido que el creador padezca porque otros quieran adjudicarse su obra pues eso significa que la obra creada es muy valiosa y necesitada por otros. Y por último…. y lo más importante, no tiene sentido que devalue su obra….él la creó y la creó convencido que seria la mejor de sus obras, por lo tanto, el libre albedrio de la propia creación, será el adecuado para acabar convirtiéndose en creador.
Y ahora el creador está listo para comprender que nadie puede robarle aquello que nunca le perteneció. Su única función era crear la obra y disfrutar de lo que nunca otros podrán disfrutar….su creación.
Ahora el creador sabe que tanto los otros, como la propia creación, jamás podrán negar ni olvidar quien puso un trocito de su alma para que fuese creada, jamás podrán obviar que el creador forma parte de la creación y que lo vivido mientras se creaba, nunca nunca podrá ser borrado.
Ahora el creador entiende que ha llegado el momento de iniciar una nueva creación, pues solo se experimenta aquella magnífica sensación…..Creando..
Así es crear…..así es la creación….le llamamos VIDA.
Y colorín colorado ¿este cuento te ha gustado?
Autora: Pilar Tobias